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lunes, 7 de marzo de 2016

Pedro Páramo, Juan Rulfo


Título: Pedro Páramo

Autor: Juan Rulfo

Género: novela breve

Editorial: Fondo de Cultura Económica – México 

Añor: 1975

Páginas: 129 - Décima tercera reimpresión



Resumen (aparece en la contraportada).- “Pedro Páramo” refleja el drama de hombres y mujeres –siempre a un paso de la muerte cuando no en la muerte misma- entretejido en distintos planos donde la imaginación oscila del realismo a la fantasía y del relato crudo a la desleída evocación. El movimiento de las escenas, que transcurre en una aldea desaparecida y en épocas diferentes, contribuye a vigorizar el interés de la novela. Se descubre así un mundo erigido en oscuras preferencias, descrito con eficacia y arrastrado por el ímpetu de la fatalidad. El personaje sobresaliente, que con su nombre da título al libro, constituye el centro de los más notables sucedidos e interviene en muchos de ellos.


Mis apreciaciones sobre la novela

* Rulfo hace que en su obra aparezcan dos narradores: uno en primera y otro en tercera persona, van turnándose según transcurre la acción y según le conviene mejor uno u otro.
* A pesar de tratarse de una novela breve (129 páginas), si se me permite la expresión, diré de ella que es una novela condensada, apretada, angustiosa…
* Y, de vuelta al punto anterior, en esas escasas 129 páginas, pululan tal cantidad de personajes que, regreso al punto superior, la sensación es de multitud a pesar de la soledad que nos describe el autor.
* El título es premonitorio de lo que vamos a encontrar: a) Pedro, cuyo significado es piedra y b) Páramo, terreno yermo, raso y desabrigado. También lugar frío y desamparado. Es indudable que el protagonista, Pedro, es duro como una piedra y, como indica su apellido, se encuentra en un pueblo perdido que es un erial, un lugar seco e inhóspito. Es el mejor título y el mejor nombre para alguien que nos describe a eso: un ser duro, despiadado y frío, una roca del desierto pero que, al final, los avatares de la vida también acaba por desmoronarse.
* No es una obra dividida en capítulos, ni tan siquiera utiliza un orden cronológico. Personalmente la calificaría como una obra cubista. Recuerda a las obras picassianas que presentan, por ejemplo, varias facetas de un mismo rostro. Esta novela me parece igual de llamativa.
* El mundo real, el imaginado, el mundo del más allá se entremezclan de tal modo que, a veces, se llega a dudar si todo es un sueño, una irrealidad, si Pedro Páramo busca una quimera…
* Por todo ello, a veces, su lectura no es nada fácil. Además hay que tener en cuenta que, aun a pesar de estar escrita en español, se trata de español de México, con sus modismos y vocabulario diferente al español castellano.


Personajes

Como anoto más arriba hay infinidad de personajes, aquí apunto unos cuantos:

Pedro Páramo, padre del narrador
Narrador
Doloritas, madre del narrador
Abundio, un caminante que también se dice hijo de Pedro Páramo, al menos así se presenta al narrador
Doña Eduvigis Dyada y su hermana María, esta tuvo muchos hijos de varios hombres
Susana
Abuela
Abuelo
Micaela
Doña Inés Villalpando
Inocencio Osorio, “amansador” o saltaperico (según la R.A.E., en Cuba significa: Persona inestable)
Tía Gertrudis, hermana de Doloritas y tía del narrador
Rogelio
Miguel Páramo
Ana, hija de Pedro Páramo, sobrina del cura - Padre Rentería-
Don Fulgor Sedano
Padre Rentería
Cuatro caporales de La Media Luna mozo de cuadra, Terencio y Ubillado Lubianes, Toribio Alderete, Isaías, Jesús, Damiana Cisneros y su hermana Sixtina… (Todos ellos trabajadores en la hacienda de Pedro Páramo)
Mujer del rebozo, mujeres del pueblo, un carretero de Comala, Las Preciados: Matilde y Doña Dolores (la Lola), Filoteo Arechiga… Etc. etc. etc.


Frases que me han gustado y figuras retóricas

- […] muchos de los que allí se mueren [en Comala], al llegar al infierno regresan por su cobija. (Hipérbole).

- Era la hora en la que los niños juegan en las calles de todos los pueblos, llenando con sus gritos la tarde. Cuando aún las paredes negras reflejan la luz amarilla del sol. Al menos eso había visto en Sayula, todavía ayer, a esta misma hora. Y había visto también el vuelo de las palomas rompiendo el aire quieto, sacudiendo sus alas como si se desprendieran del día. Volaban y caían sobre los tejados, mientras los gritos de los niños revoloteaban y parecían teñirse de azul en el cielo del atardecer. (Prosa poética. Comparación).
- Oía caer mis pisadas sobre las piedras redondas con que estaban empedradas las calles. (Oxímoron).

- […] su voz estaba hecha de hebras humanas… (Oxímoron).

- Al recorrerse las nubes, el sol sacaba luz a las piedras, irisaba todo de colores, se bebía el agua de la tierra, jugaba con el aire dándole brillo a las hojas con que jugaba el aire. (Personificación).





BIOGRAFÍA Y OTRAS OBRAS DEL AUTOR.- Nació en Sayula, Jalisco, el año 1918 y murió en México en 1986. Hijo de una familia acomodada diezmada durante las luchas cristeras, las vivencias de su infancia marcaron profundamente su breve producción literaria, iniciada en los años cuarenta con la publicación, en la revista PAN DE GUADALAJARA, de algunos relatos que integrarían "EL LLANO EN LLAMAS" (1953). El mundo cruel y vertiginoso de los quince cuentos de este volumen, descrito con una prosa sucinta, en la que todo queda reducido al nervio mismo de la expresión, se funde en esencial unidad con el caos inmutable de "PEDRO PÁRAMO" (1955), formando un universo en el que la narrativa de la revolución mexicana encuentra su quintaesencia y su apoteosis.
            Después de estas dos obras capitales de la literatura latinoamericana contemporánea, no volvió a publicar narrativa, aunque escribió algunos guiones cinematográficos (El gallo de oro, El despojo y La Fórmula secreta, publicados en 1982) y artículos periodísticos (recopilados en Para cuando yo me ausente, 1984). En 1983 obtuvo el premio Príncipe de Asturias de las Letras.



México festeja el cincuentenario y la vigencia de “Pedro Páramo” con la lectura de un fragmento inédito


Con la lectura de un fragmento de “Pedro Páramo” eliminado por Juan Rulfo, Clara Aparicio, viuda del escritor, se unió a los actos para celebrar medio siglo de la publicación de esa obra. A continuación la crónica del evento y el texto desconocido de la gran novela de Rulfo.

Publica la Jornada en su edición del 14/3/2005 Por Ana Mónica Rodríguez.

Acompañada por sus hijos en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, Clara Aparicio además canceló el timbre postal conmemorativo 50 años de la publicación de “Pedro Páramo” de Juan Rulfo -diseñado por Pablo Rulfo-, junto con Guillermo Martínez, secretario de Educación de Jalisco, y Carlos Caballero, representante del Servicio Postal Mexicano. "Me siento honrada de convivir en este momento en el que celebramos la calidad y permanencia" de dicha obra, expresó Aparicio, quien también observó la proyección de un vídeo con la semblanza del autor jalisciense tras la presentación de la edición facsímilar “Los murmullos antes de Pedro Páramo”, que reúne los tres primeros fragmentos de la novela, y del libro “La recepción inicial de Pedro Páramo”, de Jorge Zepeda. Agregó: "Es muy valioso lo que se ha expresado aquí, ya que de la lectura y el estudio de la obra se desprenden conclusiones que inducen a profundizar en ella". Emocionada, continuó con la lectura del texto inédito, el cual, afirmó, se encuentra en los cuadernos del autor y fue omitido al publicarse “Pedro Páramo”. También participaron en la ceremonia Saúl Juárez, director del Instituto Nacional de Bellas Artes, y los escritores Alberto Vital, Cristina Rivera Garza, Daniel Sada, Dietrich Rall y Jorge Zepeda. La versión facsimilar “Los murmullos...” surge de una trilogía de fragmentos publicados en tres revistas antes de que estuviera en circulación “Pedro Páramo”. La primera en “Letras Patrias” (1954), donde se localizan los dos primeros fragmentos de la novela en un estado previo al que se conoce: en lugar de Comala, las acciones ocurren en Tuxcacuesco. El segundo apareció en la Revista de la Universidad y contiene las secuencias 41 y 42, donde Susana San  Juan habla; después viene un diálogo corto de Juan Preciado y Dorotea. Y en Dintel aparecieron casi completas las cinco primeras cuartillas del original mecanografiado que Rulfo entregó al Fondo de Cultura Económica para la primera edición de la historia. Tales secciones fueron dadas a conocer por Juan Rulfo a manera de cuentos un año antes de la publicación de “Pedro Páramo”, que apareció en las librerías en los últimos días de marzo de 1955. Jorge Zepeda, especialista literario y estudioso de la obra de Juan Rulfo, afirmó que con el facsímil, editado por el INBA, "se puede comparar el estado de escritura y la evolución del texto de la novela". Mientras la narradora Cristina Rivera Garza se refirió a las características literarias de “Pedro Páramo”, Alberto Vital y Dietrich Rall presentaron el libro La recepción inicial de “Pedro Páramo”, al cual consideraron una puntual revisión sobre todo lo escrito, reseñado y analizado de la literatura de Juan Rulfo.



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Páramo desconocido

El padre Villalpando recogió sus cosas y regresó a continuar la misa. Su cabeza se movía de un lado a otro, desoyendo el movimiento de su cuerpo, y, de pronto, se dio cuenta de que estaba pensando en su cuerpo, o quizá no en el de él, sino el de Susana San Juan, que había mostrado los senos desnudos flotando en un aire caliente y el comienzo en la cintura, allí donde se llevan todos los pecados de los hombres. Pero él no era hombre, lo había sido. Ahora pertenecía a otra humanidad. Sacudió la cabeza para borrar la imagen de aquella mujer, perdida mujer, hermosa, con la hermosura limpia y los senos otra vez prendidos en el aire, sostenidos por el aliento; los senos, nidos de amor, pero él no tenía derecho de eso ni de ninguna otra cosa. Sacudió otra vez el pensamiento y entró al Evangelio bendiciendo con sus manos temblorosas a los fieles. Luego se hundió en el recuerdo vivo, reciente, y sus manos, utilizando las yemas de los dedos, repasaron las letras de la mesa, sin atreverse a recorrer la hoja, las letras que tenían figuras de mujer. Luego, vencido por las venas hinchadas, pronunció el nombre de Susana San Juan y cerró los ojos, estremecidos sólo por ese nombre. Volvió a pronunciarlo para castigarse, sintiendo que era un fuete de fuego que le partía la cara y, al hacerlo, encontró otra vez los senos en las letras redondas. Se arrodilló para la consagración, contó los gestos de la Oración del Huerto, pero cerró el cáliz sin haber probado la carne ni la sangre. Todos los movimientos deteniéndose, conteniendo la respiración, esperando que alguna señal le reprobara, mientras oía el sonar de la campana, y adivinó que los fieles estarían pegados hacia la tierra; cerrando los ojos se perdonó a sí mismo, por qué si estar arrepentido es su intención.
Por la puerta abierta de la iglesia entraban las golondrinas repasando la nave. Oyó el piar de las golondrinas en el silencio que antecede a la culminación de la vida. La oración dicha en latín, en un idioma que puede deletrearse o que puede convertirse en un rumor ininteligible.
Cerró el breviario y entró en el Evangelio de San Juan. En el principio existía el verbo, pero ya para entonces todos los fieles habían abandonado la iglesia apenas alumbrada en esa hora. Pensó en Susana y se soltó las manos para dar la bendición, pero enseguida un cuerpo totalmente desnudo se puso junto a él, enfrente, y él lo miró, se recostó sobre el pilar del curato y sus manos abrazaron la imagen y sus labios calientes besaron la fresca casa donde estaba vivo el cuerpo de Susana. "No sé por qué", dijo, "no sé por qué", y sus labios destilaron agua y mordieron en ese otonco de un pilaje cultural; después, al separarse, dijo: "Tengo un día por delante, pero no sé lo que sucederá cuando llegue la noche".

Fragmento que Juan Rulfo eliminó de Pedro Páramo y fue leído por su viuda, Clara Aparicio, en el Palacio de Bellas Artes. El título es de la Redacción de La Jornada


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